Entre la desolación y los escombros se escondía un milagro. Carla, tenía un destino por escribir, y ella lo sabía. Su lucha y la suerte se unieron, y dieron su fruto. Después de 6 días bajo la destrucción del destino caprichoso, un rayo de sol la alzó. Volvió a nacer, entre las manos de bomberos belgas. Y ahora la cuidan las expertas manos de los médicos del Samur español. Seguro que su sonrisa le reconforta del drama que ya llevaran por siempre en la piel. Seguro que de tanta destrucción se traen su mirada para siempre. Me alegro por ellos. Me alegro por ella. Que siga su buena suerte. Es un guiño del destino, entre tanta destrucción.
EFE. - "Tras seis días bajo los escombros, Carla, una niña haitiana de dos años, se recupera en el hospital que el personal del SAMUR madrileño ha instalado en Puerto Príncipe.
Según ha relatado el Ayuntamiento de la capital, en el momento del terremoto, Carla estaba en casa con su madre y, a consecuencia del temblor, la vivienda quedó destruida y reducida a un montón de escombros.
Seis días después, la madre escuchó el lamento de su hija y logró pedir ayuda a los equipos de rescate más cercanos, en este caso un contingente de bomberos belgas.
Los belgas trasladaron a la niña al Hospital de La Paz del SAMUR, donde los médicos curaron la severa deshidratación y las heridas que presentaba la pequeña, aún ingresada en el centro para su completa recuperación".
Según ha relatado el Ayuntamiento de la capital, en el momento del terremoto, Carla estaba en casa con su madre y, a consecuencia del temblor, la vivienda quedó destruida y reducida a un montón de escombros.
Seis días después, la madre escuchó el lamento de su hija y logró pedir ayuda a los equipos de rescate más cercanos, en este caso un contingente de bomberos belgas.
Los belgas trasladaron a la niña al Hospital de La Paz del SAMUR, donde los médicos curaron la severa deshidratación y las heridas que presentaba la pequeña, aún ingresada en el centro para su completa recuperación".
Foto: Samur
Qué bueno. Que las gotas de esperanza salpiquen un océano de tragedia. Y que haya miradas con tanta sensibilidad como la tuya, para poder retratarlo y aliviarnos.
ResponderEliminarBesos.