¡Qué desastre!

Me permitiré por una vez, hablar de fútbol para criticar la vergonzosa actuación de mi querido Real Madrid. Hay quien podría decir que es fácil hacer leña del árbol caido, pero es que cuando es el sexto año consecutivo que queda eliminado en octavos de la Liga de Campeones, pues ya empieza a "doler" de verdad. Y más cuando este año era máxima la ilusión al producirse la final en el Santiago Bernabeu. En fin, esto si que va a ser difícil de repetir, esto si que sería una conjunción interplanetaria. La galaxia de Florentino ha vuelto a pinchar, se les ha acabado la gasolina en medio del circuito, y ya son unas cuantas veces. Así que esta vez sí que se necesita que alguien tome medidas.
No es cuestión de echarle todas las culpas a Pellegrini, los que juegan son los jugadores, pero sí es cierto que este año no se podía fallar a estas alturas de eliminatoria. Una cosa es caer aunque sea por goleada en una final, y otra irse por la puerta de atrás, sin dar sensación de equipo. Y aunque algunos jugadores ahora hacen autocrítica, a ellos se les pasa, siguen cobrando, por no jugar una Champions que lleva su nombre. A este paso en Europa van a dejar de saber quien es el Real Madrid, y eso sí que es grave. El miedo escénico del Bernabeu va a empezar a hacer reir, en lugar de asustar. Así que más responsabilidad en los objetivos, y más eficiencia en la plantilla. Que cambien de una vez esos contratos blindados y empiecen a cobrar por objetivos, como si de una empresa del Ibex se tratara, ya se vería entonces si corren y juegan en equipo. Nos ha dejado KO un boxeador de tres al cuarto, un púgil sin pegada que aprovechó nuestra indolencia y falta de concentración. Eso en un cuadrilatero duele, como duele a toda la afición de un club muy muy grande.